Uno de los principales problemas que amenazan la biodiversidad es la introducción de especies foráneas, estas en muchos casos, con una alta tasa de reproducción y con escasos y poco especializados requerimientos nutricionales.
Aunque es un molusco bivalvo (dos conchas) como los apreciados mejillones (del que copia el nombre), las ostras o las navajas, el mejillón cebra ni es originario de Galicia ni, mucho menos, es pariente de las cebras del parque nacional del Serengeti (Tanzania) que tan acostumbrados estamos a contemplar en los documentales de la La 2. El pequeño mejillón cebra, convertido en plaga bíblica para los agricultores desde que se detectó próximo a la desembocadura del Ebro en 2001, se identificó a finales del siglo XVIII en el mar Caspio, un lago ubicado entre Europa y Asia donde los naturalistas lo bautizaron como mejillón por su gran parecido con los moluscos que conocemos. No es comestible y, hasta ahora, al dichoso mejillón sólo se le conoce por su su voraz apetito -acaba con el fitoplacton en las aguas continentales, algo que reduce la calidad de agua-, y por su capacidad para tapizar y obstruir todo tipo de conducciones hidráulicas, turbinas, desagües, y depósitos agrícolas.
http://www.laverdad.es/murcia/20070620/region/mejillon-cebra-llegado-jucar_200706201726.htmlred-provincial-riego/991550.html